MONSTRUOS MARINOS


LOS MONSTRUOS MARINOS
Hay una gran variedad de mounstros que habitan en las profundidades del mar, en especial en los lagos. A continuación describimos los más conocidos gracias a relatos e historias traídas desde tiempos más remotos.
I. Serpientes marinas.
Se sabe de este monstruo gracias a los marinos del siglo XVI y XVII. En History of the Northern Peoples, de Olaus Magnus, 1555, aparece un dibujo de una serpiente marina. En esta ilustración se aprecia una serpiente de gran tamaño que atrapa a un hombro con sus poderosas mandibulas.
El reporte más importante de una serpiente marina de dio en 1848 por los oficiales y tripulantes del HMS Daedalus; éstos de dirigían hacia Santa Helena, en el sur del Atlántico.
De hecho, la serpiente marina como tal existe, y su nombre científico es Hydrophis melanocephalus; no es de grandes dimensiones como el caso de la Anaconda (que también habita en los ríos) que llega a medir más de diez metros. Los principales reportes que se han dado en Europa sobre este monstruo indican que las anacondas habitan en las selvas de Brasil, Bolivia y las Guayanas; además, las anacondas no atacan a los hombres y menos a las tripulaciones.
La anguila -pez que tiene cierta semejanza con la culebra— alcanza a medir un metro 50 cm (la hembra) y el macho llega al metro con 60. Se descartaría entonces que se tratara de una anguila gigante.

II. El Kraken.

Este monstruo marino es descrito como un pulpo gigante. Su nombre se deriva de krake palabra escandinava que describe a algún animal deforme. Los reportes de este monstruo se remontan al siglo XVIII en Europa. Los marinos hablaban de un pulpo colosal que hundía embarcaciones; de hecho, en el año 1250, en Noruega, existían ya reportes de monstruos marinos con estas semejanzas; el nombre de Kraken apareció varios años después.
En 1802 el francés Pierre Dénys de Montfort, especialista en moluscos, reconoce la existencia de dos pulpos gigantes, los cuales describe en su libro Historia natural general y particular de los moluscos. En esta obra, Montfort cita al Kraken, el cual dice, ha sido reportado por los marinos noruegos y balleneros de América. Al mismo tiempo habla sobre un pulpo colosal de mayor tamaño que el Kraken— que atacó a un buque velero en las costas de Angola.
Adelantándose a su época, Pierre afirma que en 1782 diez buques de Inglaterra desaparecieron misteriosamente y achaca este incidente a un pulpo gigante. Para mala suerte de Montfort, Inglaterra aclara la desaparición de estos buques, provocándole un fuerte revés que lo llevó al desprestigio y a la ruina. Varios años después —en 1857— se comprobó la existencia del calamar gigante.
A diferencia del calamar, el pulpo es de cuidado. Los calamares cuando se sienten en peligro, expulsan una especie de tinta, la que oscurece el agua permitiéndoles darse a la fuga. En cambio el pulpo es más agresivo y ataca con sus tentáculos, atrapando a su presa; incluso puede cambiar de color, recurriendo a una especie de camuflaje natural para atacar. Los pulpos pueden medir hasta diez metros.
En resumen, cuando se habla del Kraken puede tratarse de un pulpo o un calamar gigante. En algunos reportes de este monstruo marino no se hablaba de un ataque directo, sino que al sumergirse provocaba un remolino impresionante que hundía a las embarcaciones. Y en otros casos, sí se menciona que el barco era atrapado por tentáculos gigantes (un pulpo) llevándolo a las profundidades del mar.
Toda estas leyendas inspiraron a Julio Verne para escribir en 1820 Veinte mil leguas de viaje submarino donde describe a un monstruo parecido al Kraken. Es curioso cómo en la película, ‘Furia de Titanes”, a este monstruo no lo presentan como un pulpo gigante (como en el caso de los “Piratas del Caribe” de Johny Deep) sino como una especie de gárgola de cuatro brazos, sin piernas y con cola de pescado, como si tratara de una sirena.

III. Leviatán.

Monstruo marino citado en las Sagradas Escrituras, en Isaías capítulo 27, versículo 1 dice: “En ese día, el Señor castigará con su espada terrible, inmensa, poderosa. Leviatán, la serpiente enroscada. Leviatán, la serpiente tortuosa, y matará al dragón que está en el mar”.
Mucha gente cree que lo narrado en la Biblia ocurrió como tal, lo toman textualmente; sin embargo (para hacerla aclaración), mucho de lo ahí narrado —en especial los libros del Antiguo Testamento— está en ropaje, en un lenguaje metafórico.
Lo anecdótico es que el Leviatán aparece en otros libros sagrados como en el Talmud de los judíos; ahí se describe como un enorme monstruo en forma de dragón. Muchos investigadores creen que cuando se habla del Leviatán en las Sagradas Escrituras, no era para describir a un monstruo marino, sino a la maldad del hombre que se oponía a Dios.

IV. Medusa gigante.

La medusa tiene el cuerpo gelatinoso, con aspecto de ser una sombrilla abierta. Al igual que el pulpo y el calamar, tiene tentáculos, de los cuales segrega una sustancia que irrita la piel. El tamaño máximo que alcanza es de un metro de diámetro, aunque existen algunas leyendas donde hablan de las medusas gigantes.
Se dice que en 1865, en una bahía de Massachusetts, marinos hallaron a una medusa que medía de cuerpo 2 metros 35 cm, y tentáculos de 35 metros. Un reporte del siglo XX, dice que en 1975 el navio Kuranda que viajaba entre las islas Fidji y Australia fue atacado por una medusa de aproximadamente 60 metros de largo. El barco Hércules tuvo que llegar a rescatarlos del monstruo. Por increíble que parezca este relato, no pudo ser confirmado.

V. El Monstruo del Lago Ness.

Sin duda el más famoso de todos. La leyenda del “Monstruo del lago Ness” data desde hace mil 500 años. Se dice que la primer persona que lo vio fue un santo llamado Columba, pero antes de relatar esta experiencia, así como otros casos más, es necesario dar algunos datos geográficos de dónde se encuentra el lago así como sus principales características.
El lago Ness se encuentra en Europa, en el norte de Escocia precisamente, tiene una longitud de 43 kilómetros y una anchura de un kilómetro y medio, además de una profundidad considerable de hasta 270 metros. Las aguas del Loch Ness son heladas y oscuras. Un buzo profesional, a pesar de contar con una lámpara potente, no logra ver lo que hay más allá de dos metros. Las corrientes son fuertes, e incluso resulta peligroso viajar sobre ellas en lancha; mucha gente se ha ahogado y sus cuerpos jamás han sido hallados.
Con estos antecedentes, retomemos la vivencia del santo Columba que incluso es relatada en su biografía oficial. Columba, un hombre religioso, llegó a Escocia con el firme propósito de convertir a los escoceses en cristianos. Lo consiguió, y gracias a esto llegó a ser considerado como el santo patrono del lugar. Pero ésa es otra historia.
El encuentro del santo Columba con el monstruo.
Columba se encontraba a orillas del lago Ness observando a un hombre que nadaba; todo parecía normal. De repente, y de las profundidades del lago, emergió un monstruo con la intención de atacarlo. El nadador se alejó lo más posible del animal, pero su esfuerzo parecía en vano, pues la bestia se aproximaba rápidamente. El santo Columba levantó una mano y le ordenó al monstruo que se alejara, lo cual ocurrió, salvándole la vida.
A pesar de que este hecho se le considera auténtico, deja sus dudas, pues a este mismo santo se le atribuye otro sorprendente acto, como haber matado a un hombre salvaje con el poder de su voz. ¿Verdad o mentira?, lo cierto es que el incidente del monstruo fue narrado por Columba en su diario. También narra en el manuscrito que en el año 565, asistió al Funeral de un hombre asesinado a mordidas por un animal marino mientras nadaba.
Los otros casos.
Sin embargo, el primer reporte oficial del Monstruo del Lago Ness, se dio en 1868. El Inverness Courier publicó un artículo haciendo referencia a un extraño ser que vivía en el lago; no se sabia si era un pez gigante u otro animal. Así comenzaba el misterio.
Otro importante reporte se registró en 1880; su protagonista fue un buzo profesional llamado Duncan McDonald, el cual fue contratado para que buscara los restos de un barco hundido al extremo occidental del lago. Después de unos minutos que McDonald realizaba su labor, éste salió estrepitosamente del agua, ¡aterrado!, afirmando que abajo se encontraba un monstro con aspecto de rana.
Varios años después, en 1930, el periódico Northern Chronicle, publicó una noticia sobre dos pescadores que habían visto a un animal gigante que a su paso había provocado un gran remolino cerca de Tore Point. Tres años después, en mayo de 1933, se dio uno de los casos más famosos del monstruo del lago.
El matrimonio Mackay visitó el lago Ness para descansar; aun el monstruo no era tan famoso como se hizo después de este incidente. John Mackay y su esposa viajaban por la reciente carretera cuando observaron en el lago un chapoteo, creyendo que algunos patos estaban peleándose. Se estacionaron cerca y pudieron ver una estela en forma de V hecha por algo muy grande; de repente se asomaron dos jorobas y en seguida contemplaron a un animal enorme sumergirse por completo.
A partir de ese incidente, los reportes del monstruo, o del “Nessie” como se le llama cariñosamente, fueron más constantes y detallados; incluso reporteros de Inglaterra viajaban al lago para investigar al misterioso monstruo. Tres meses después del reporte del matrimonio Mackay apareció otro testigo de nombre A.H. Palmer, pero la descripción que hizo esta persona difiere en mucho a la de los Mackay.
Un año después de estos avistamientos, un periodista local llamado Alex Campbell informó lo siguiente en el diario donde trabajaba: “He sido testigo y puedo asegurar que el monstruo es real. La criatura tiene un cuello largo y delgado, su cabeza con relación al cuerpo es pequeña; tiene el aspecto de una serpiente pero con joroba; calculo que tiene un largo de casi nueve metros”.
Ese mismo año —estamos hablando de 1934— otra persona aseguró haber visto al monstruo del lago, pero no en el agua, sino sobre la carretera, la misma por la cual viajaba el matrimonio Mackay. Arthur Grant —el nuevo testigo— dijo que iba en su moto cuando a lo lejos observó a un ser de grandes dimensiones, con las mismas características señaladas anteriormente. Grant dio la vuelta y se retiró lo más rápido posible. Los hechos ocurrieron durante la noche.
Y como si los anteriores casos no hubieran sido suficientes, en ese año hubo uno más protagonizado por un médico inglés llamado Kenneth Wilson, quien supuestamente se encontraba de turista en el lago Ness.
A diferencia de los casos anteriores, de este incidente existe una fotografía bastante buena para ser real que fue tomada el 19 de abril de 1934; y así es: la foto es un fraude. La historia es la siguiente: El Daily Mail contrató al cazador profesional Marmaduke Wetherell para que encontrara al Monstruo. Wetherell aceptó gustosamente, pero al poco tiempo fue ridiculizado por el mismo diario al hacerlo parecer como mi ingenuo, pues el tabloide aseguraba que dicho monstruo no existía.
Para cobrar venganza, Wetherell ideó un plan. Invitó a su yerno Chris Spurling, que era experto en escultura; a su hijo Ian Marmaduke, que compró el material para fabricar al monstruo y a Maurice Chambers, un agente de seguros que se encargaría de contactar a Kenneth Wilson, el chivo expiatorio.
El trabajo en conjunto tuvo éxito, las imágenes en sí eran impactantes. Se demostraba que dicho monstruo era real y aunque aparecieron algunos detractores de las fotografías, éstas eran consideradas auténticas por la mayoría de los investigadores. El silencio duró 60 años. El 12 de marzo de 1994, el yerno de Wetherell, Chris Spurling en su lecho de muerte confesó toda la verdad.
¿La evidencia irrefutable?
Para la década de los sesenta, la leyenda del Monstruo del Lago Ness era conocida en todo el mundo. Varias personas llegaron a Escocia con el claro objetivo de encontrarlo y captarlo, ya sea en película o fotografía. De todos esos cazadores del Nessie, uno de los más reconocidos fue Tim Disndale, que pasó horas vigilando la superficie del lago.
Este fotógrafo Disndale estuvo a punto de rendirse, pero al final obtuvo lo que esperaba, captar en película lo que podría ser el mitológico ser. Las tomas no son muy claras y no se aprecia lo que podría ser el monstruo, sino sus jorobas y la estela que dejaba al pasar.
El material fue entregado en 1965 a la Real Fuerza Aérea de la Gran Bretaña. Fue revisado por expertos en fotografía y el resultado fue sorprendente; de hecho, en un principio era secreto. Las conclusiones a las que llegaron fueron que se trataba de un ser vivo, de al menos 30 metros de largo. Pero tambien hubo gente que no estuvo de acuerdo con este resultado, pues los detractores de esta filmación opinaban que podía tratarse de una lancha de motor.
Las primeras y únicas fotografías subacuáticas.
En 1970, un grupo de investigadores encabezados por el abogado Robert Rines, realizaron varias fotografías acuáticas donde presuntamente lograron captar la aleta del monstruo. Por desgracia esta evidencia es falsa, pues las imágenes fueron retocadas por computadora.
¿Existe o no el Monstruo del Lago Ness?
Parecería entonces que las evidencias que avalan la existencia del Monstruo del Lago Ness son inexistentes, pues la mayoría son fraude; sin embargo —y esto pasa con el fenómeno ovni y paranormal—, no porque existan charlatanes y material apócrifo de este monstruo, signifique que no sea real. De 1868 a la fecha se han registrado miles de reportes, los cuales pasaron desapercibidos por no contar con alguna evidencia gráfica.
Tal vez los testigos creyeron ver a un monstruo marino, o quizá en realidad sí lo vieron. Es arbitrario afirmar que el monstruo no existe por estos incidentes de fraude, así como aventurado decir lo contrario.
¿El Monstruo del Lago Ness sería acaso un plesiosaurio?
Es la hipótesis más aceptable, pues el único animal con las características físicas del Monstruo del Lago Ness, es el plesiosaurio que vivió en la era mesozoica. Este dinosaurio era un animal de grandes dimensiones: cabeza pequeña, con cuello muy largo y dos pares de aletas que le permitían nadar; el único detalle es que se extinguió hace millones de años.
En 1938, en las costas de Sudáfrica, se atrapó un pez llamado celacanto (Coelacanth) el cual se creía extinto hace más de 70 millones de años. Años más tarde, en 1962 y a corta distancia de donde fue hallado éste, se encontró otro. En enero de 1973, científicos franceses e ingleses capturaron a otro ejemplar. Si ese pez logró sobrevivir tantos años, ¿por qué razón un plesiosaurio no lo haría? De acuerdo a la opinión de los científicos es muy remota esta posibilidad, pues no habría abastecimiento suficiente para alimentar a una colonia de éstos; además, el plesiosaurio tiene que salir a tomar aire, por lo cual los avistamientos del Monstruo del Lago Ness serían más frecuentes.

VI. Mokèle-mbèmbè.

Los reportes de este monstruo se han registrado en África central, en Camerún, Gabón y el Congo. Generalmente se le ha reportado en pantanos, y es descrito como una especie de rinoceronte gigante, más grande que un elefante. Le calculan una altura de 4 a 6 metros, por 5 a 10 de largo. Los que afirman haberlo visto, dicen que sólo sale a la superficie para buscar alimento, en este caso vegetales, aunque también ataca a los humanos. La mayor parte del tiempo se la pasa bajo el agua y es temido por los pescadores de la zona.
Algunas leyendas en torno a este monstruo dicen que tiene una cola grande, musculosa, parecida a la de un caimán. De acuerdo a algunos investigadores, como Roy Mackal, profesor de zoología de la Universidad de Chicago, y el explorador británico Bill Gibbons, hay evidencias suficientes para determinar la existencia de este monstruo.
Por su parte los zoólogos James Powell y Roy P. Mackal, en 1980 fotografiaron aparentemente el paso de este monstruo; la enorme cola dejó un rastró en un camino que se dirigía a un río. También Rory Nugent, en 1993, fotografió un extraño cuerpo en el lago Téle, en el Congo. Pudo tratarse de un grupo de cocodrilos.A pesar de estos informes, no se puede asegurar que exista este monstruo, el cual algunos cazadores profesionales que trabajan para zoológicos, como Hans Schomburgk, opina que sólo existe en la imaginación de los lugareños que han visto en él una atracción turistica.

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